MI SEGUNDA PIEL

La actividad de “la nueva piel” consta de tres partes: en un primer momento dibujamos nuestra silueta en papel continuo con la ayuda de una compañera, lo que me pareció que pudo ser un momento muy bonito de ayuda entre nosotras; después debíamos dibujar en ella lo que nos gustaba de nuestro cuerpo, lo que no, dónde nos gusta que nos toquen…

Esta parte fue sin duda la más importante para mi, cada cosa que dibujaba en la plantilla era fruto de un recuerdo, algunos más o menos viejos, otros más o menos bonitos. Recordaba las veces que me había caído y alguien me había ayudado y sanado o las veces que me habían echo reír a carcajadas con muchas cosquillas, recordaba cientos de momentos y personas que habían pasado por mi vida, algunas me habían herido y otras todo lo contrario, pero creo que todas habían contribuido al resultado final de mi silueta.  

Fue un momento en el que tuve que parar y reflexionar un poco sobre mi misma, algo que en realidad creo que no había echo nunca, por lo que fue un poco difícil al principio  pero me sirvió muchísimo para conocerme mejor, para tratar de dejar atrás mis complejos y darme cuenta de todo lo bueno que hay en mí.

El siguiente paso fue el cosido o pegado de la segunda piel. Para ello elegí telas que me gustaban, entre ellas mi pantalón favorito de hace años, un trozo de tela blanca que sobró de mi vestido de graduación y tela de una camiseta de mi madre para simular un top. Esta fue la parte más entretenida y que hice con más cariño, ya que iba a ser mi nueva piel.

Finalmente, decidimos salir al patio y colgar nuestras pieles. Fue precioso poder ver y admirar todas las pieles que habían realizado mis compañeras.

Comentarios